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viernes, 30 de julio de 2010

El Ángel y Yo.

TÚ y YO, partes de la misma cosa.
Nosotros, Alma Universal.
A Ti, mi Ángel, te agradezco mi paso por la vida cogida de tu mano.
A Ti, que siempre has estado conmigo,
El único que jamás me hizo llorar de tristeza, porque sólo eres alegría y me pones estrellas en las manos.
Tú, que has hecho que la Luna me sonría.
Tú que me enseñaste el Universo,

Gracias!



La niña se deslizaba por el tobogán, reía loca de alegría. No sabía hacia dónde iba, lo había olvidado por completo, estaba absorta en el juego.

Era grande y brillante el Ángel que la sostenía. Para que siempre recordara cómo volver a subir, ponía en su cabeza una corona de jazmín, era el olor de su energía y la música de campanillas la que hacía que la energía bailara a su compás.


CÓMO NOS REENCARNAMOS

Era una bola grande de energía que, en su descenso, se dividía en dos para vivir otras experiencias en otros planos.
Una de ellas traía, dentro de su pequeño pecho, otras partes que se irían uniendo a su vuelta.
El Alma, dentro de su pequeño pecho, que como un tesoro guardaba su Ángel, era envuelta con sus alas mientras dormía.
Cuando despertó había llegado a su destino.
Él a su lado sonreía y le decía: recuerda siempre que somos Magia, hemos venido a hacer que se cumpla.


NACIMIENTO

La niña acababa de nacer y se encontraba como envuelta en humo, no podía respirar. Su respiración entrecortada le recordaba que en el sitio dónde estaba muy poca gente sabía hacer magia, más bien todo lo contrario. Todos a su alrededor hablaban del gran esfuerzo que tenían que hacer para sobrevivir. Su Ángel estaba cerca de ella, sólo Él sabía de magia. Durante su infancia con los demás niños tuvo que competir en juegos, o peleas. Pero Él siempre le decía que nunca olvidara lo que era la Alegría; Él se la contagiaba y cuando reían, de su risa salían pequeñas chispas de energía de todos los colores que les envolvían.

- Magia es volar, le decía. Dame la mano y vuela conmigo, cierra los ojos y siente cómo te envuelvo. Siente que tú también tienes alas y vuela o siénteme dentro de ti y vuela con mis alas. Para que cuando seas mayor, siempre tengas esa sensación y puedas alzar el vuelo.
Siéntete parte del Universo. Tú eres el Universo. Métete dentro de una espiral y siente que el Universo está dentro de ti.
Dame la mano y vuela.


Yo cerraba los ojos, le daba la mano y me contagiaba con su música, sentía como si mi cuerpo vibrara, entraba en una espiral y me iba elevando. En esa espiral me encontraba con mis compañeros, espíritus afines, compañeros de juegos, niños en esos momentos, pero seres que anduvieron en otras vidas conmigo compartiendo un trabajo en común. Así, me iba mostrando la espiral para que no olvidara jamás mi casa y dónde pertenecía realmente. Este era mi juego favorito. Así me hice una niña solitaria, no quería peleas ni competir, no entendía el porqué de las peleas y las críticas, veía un mundo huraño y no me gustaba. Miraba las nubes y sólo quería estar allí, pero a medida que fui creciendo mis pies se volvían cada vez más pesados, y ya me iba costando más meterme en esa espiral, aunque, eso sí, me metí en la espiral de la Vida. Ésta me exigía correr, mirar hacía otro lado y, poco a poco, apenas sin darme cuenta, dejé de pensar en los Ángeles y en mi familia del Alma.

Así estuve un tiempo, hasta que la vida me frenó. Los golpes de la vida me hicieron volver a recordarlos y a sentir que necesitaba su ayuda. Así que estábamos otra vez juntos, sentía de nuevo su protección; sentía cómo me acogían y me cuidaban cuando ya no tenía a nadie más a quién recurrir, o porque no sabía qué camino seguir, sólo me quedaban ellos.

Empecé a sentir de nuevo su energía que me envolvía, cómo me abrazaban, cómo me protegían, y comencé de nuevo a sensibilizarme con ellos.

Sentía que estaba en mi sitio, y que habiendo perdido mi parte más valiosa, la estaba recuperando. Estaba cogiendo las riendas de mi vida, ya nunca más olvidaría que soy valiosa. Empecé a vivir la Magia. El presente era el momento más valioso de mi vida.

Él empezó a mostrarme el color con el que tenía que conectar para volver a encontrarme y anclarme a la tierra.

- Deja que la energía roja te envuelva, me decía. Vive el presente intensamente. Siéntete fuerte. Recupera tu vida. Siente que estás en tu sitio. Éste es el mejor momento de tu vida. Sólo tú puedes vivir tu vida.
Sé la dueña.

Siente las raíces cómo crecen en tus pies. Estás sana, tu cuerpo está sano. Estás en tu sitio, en la Tierra; ya nada ni nadie puede moverte, nadie puede dañarte, tú eres la dueña de tu vida.

Eres valiosa. Mírate con ojos nuevos como si fuera la primera vez que te ves. Mírate perfecta y sana sin parecerte a nadie, tú eres perfecta tal y como eres.

Eres un trozo del Universo, en un cuerpo que se está manifestando en el mundo. Todo lo que necesitas lo tienes ya dentro de ti. Deja que salga y que se manifieste en ti. Deja que ese trozo del Universo que es sagrado haga lo que ha venido a hacer aquí.

Yo te guiaré… dame la mano y vamos a recordar quiénes somos… cierra los ojos y recuerda de dónde vienes.

1 comentarios:

Jose Antonio dijo...

Esto que has escrito sirve para algo? O es un bonito cuento que querias compartir?

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