ADIÓS AL KARMA
Una de las ideas más generalizadas en nuestra cultura esotérica es que estamos aquí para cumplir un "karma". Esto significa que tenemos, por ejemplo, que pasar por ciertas pruebas, sufrir dolencias físicas, enfrentar crisis y problemas cotidianos. Los más avanzados encuentran las razones al analizar sus vidas pasadas, recordando hechos y situaciones que se repiten una y otra vez con el fin de ser sanadas. Otros se inclinan por convencerse de que son las influencias astrológicas las generadoras de los malos y buenos momentos. Los menos esotéricos encuentran que la razón de nuestros sufrimientos se debe a desequilibrios psicológicos, a los hábitos adquiridos durante la infancia, a la herencia genética, y demás. Y aquellos que no tienen ni una pizca de esotéricos culpan al gobierno y a la economía por su insatisfacción. Tanto aquellos de pensamiento más elevado como los más primitivos están convencidos de que hay un motivo real para sufrir.
Vivimos en el planeta Tierra, que, dentro de la organización de este Universo, es el planeta del Chakra Corazón. En pocas palabras, esto significa que venimos aquí para aprender a amar. A través de las distintas religiones nos llega el mensaje de que Dios es Amor, y que debemos aprender a amarnos los unos a los otros; sin embargo, todo parece quedar en las palabras porque nuestro ego se niega a aceptar que dentro de la persona que nos trae problemas también está Dios. Estamos convencidos de que dios sólo habita dentro de la "gente buena" y de que los demás están "descarriados" o lejos del sendero espiritual. Dios es Todo y está en Todos, y aunque cueste creerlo, nos ama a todos por igual.
La función selectiva y discriminatoria de nuestro ego terrenal nos llena de justificaciones y razones lógicas que apoyan la teoría personal del amor. El ego nos dice: "Esta persona merece mi amor, esta otra no". Generalmente, confundimos "amar" con "ser amados". Si no tenemos respuesta de la otra parte, nos cerramos, guardamos los sentimientos y nos frustramos. El ego dice: "No vale la pena que ponga mi energía en esta relación", o en el peor de los casos, después de haber hecho mucho por alguien, el ego dice: "Todo fue una pérdia de tiempo".
Ya estamos viviendo la Era de Acuario, regida por Urano. Aquellos que saben astrología podrían ver en el símbolo de este planeta el dibujo de Venus invertido y encerrado entre dos paralelas. Este símbolo significa, en primer lugar, que hay que entender el amor romántico de otra manera para luego dirigirlo hacia un solo lugar: su fuente original, Dios. Muchas veces, lo que entendemos por amor romántico no es más que una demostración de un alto grado de neurosis. El amor es aceptación, colaboración, impulso, humildad; jamás exige nada a cambio. También decimos que hay muchas clases de amores y que el amor se manifiesta en distintos grados. lo cual sólo se vuelve una justificación a nuestros miedos interiores. Sólo existe una clase de amor: el amor de Dios, el amor incondicional.
Hemos aprendido durante años que debemos evolucionar, elevarnos, dirigirnos hacia Dios, y sin embargo, siempre estamos en Dios. No existe un lugar en el Universo que esté fuera de Él. La Era de Acuario nos trae una luz diferente y nos dice simplemente que los problemas que enfrentamos no son sino oportunidades para brindar amor. Aquellas personas que nos complican la vida, que pelean y discuten, que están nerviosas están pidiendo amor con desesperación, internamente y en secreto. Muchos adultos actúan como niños y no saben pedir con claridad lo que quieren.
Más importantes aún son aquellos errores que cometemos nosotros mismos, a causa de los cuales nos sentimos culpables, y creemos que merecemos un castigo (o karma). Tenemos muy arraigada la idea de que debemos pagar por nuestros errores. Esos momentos no son sino una "gran oportunidad" para aprender a perdonarnos a nosotros mismos, a aceptarnos y a amarnos incondicionalmente. La razón en la que me baso para decir esto es que Dios jamás perdona. Dios jamás perdona porque El jamás condena. Los únicos que nos condenamos y nos enviamos al infierno somos nosotros mismos. Dios nos ama y nos acepta tal como somos. El sabe mejor que nadie quiénes somos.
Nos preocupamos demasiado por curar las heridas del pasado, o por desarrollar estrategias para prevenir situaciones futuras, y en esta carrera nos olvidamos de que "curando el presente lo demás se cura automáticamente". Por eso, no debemos preocuparnos tanto de si fuimos piratas, ladrones o asesinos en otra vida; o si en este momento Saturno hace una cuadratura a mi Sol natal; o si el gobierno no está tomando las medidas que yo considero adecuadas. Cada momento de mi vida es una valiosa oportunidad para extender amor. No debemos dejar que nuestro pensamiento se distraiga y se pierda.
Nosotros tenemos poder creativo que nos fue otorgado por el Creador y podemos utilizarlo erróneamente. El ego es una creación de nuestra mente, es la idea que tenemos de nosotros mismos y a veces, en esa idea general hay pensamientos muy poco positivos o hay miedos muy perturbadores que inhiben nuestra capacidad de amar. El ego genera la culpa y el castigo, y nos hace ver algunas situaciones como terribles o catastróficas.
Para remediar esto, nuestro Creador nos ha dado una guía muy eficaz: la Conciencia Superior, que nos vuelve a conectar con nuestra fuente y nos recuerda nuestra única misión: amar. Podemos recurrir a esta luz todas las veces que queramos y, en especial, en aquellos momentos en que nos encontramos atrapados por la realidad. La manera más eficaz y directa de encontrar una respuesta es renunciando primero a los que nos indica la lógica; así dejamos a un lado a nuestro ego y damos paso al Espíritu. Yo acostumbro a repetir la frase siguiente: "Esta situación que estoy viviendo me perturba, me hiere y me confunde; sé que no es real ni es como aparenta ser y no la entiendo. Conciencia Superior, pido tu guía para curar la percepción de este hecho y sanar la parte que sufre dentro de mí".
La Conciencia Superior nunca habla con muchas palabras. Su mensaje es breve y generalmente se dirige a nuestra mente inconsciente a través de un símbolo. Lo más importante de este paso es renunciar a aceptar la situación como dolorosa o irreparable, "cancelando" básicamente la idea que estamos percibiendo. El segundo paso consiste en confiar y entregarse a nuestra Guía Interna. Las crisis son necesarias porque abren canales a Dios. Cuanto más cerrada está la persona, probablemente más fuertes sean sus crisis.
Finalmente, la idea que debemos afirmar dentro de nosotros es que en este Universo TODOS SOMOS UNO, no estamos separados. Por eso, cuando ayudo a alguien me estoy ayudando a mí mismo. Cuando muestro amor, recibo amor (aunque mi ego a veces afirme lo contrario).
Ya entramos en la Era de Acuario, la de la Amistad Universal, donde aprenderemos a aceptar a los demás tal como son, encontraremos en cada uno el Ser Perfecto que habita en nuestro interior, y dejaremos de lado los mensajes erróneos de nuestro ego. En esta Era se termina para siempre el karma porque comienza la Era del Amor.
IDEAS PARA ELIMINAR EL KARMA
Hay muchas cosas simples que uno puede hacer diariamente para ir eliminando la cadena ancestral del karma. He aquí algunas ideas para poner en práctica hoy mismo.
• Alimentar el cuerpo con productos naturales que faciliten la producción de energía. Puesto que comemos para obtener energía de los alimentos, es importante darle al cuerpo lo mejor para obtener así su mejor rendimiento.
• Compartir más tiempo con las personas mayores de nuestra familia. Ser tolerante y paciente con ellas, sabiendo que así como tratamos a nuestros mayores, seremos tratados en el futuro.
• Jugar más con los niños que están en nuestra vida. Aprender de ellos a recuperar la espontaneidad, el amor incondicional y la capacidad para divertirnos.
• Llamar hoy mismo a un amigo que hace tiempo no vemos y decirle lo importante que es su amistad.
• Hablar con la gente que nos rodea y decirle lo importante que es su compañía en nuestro paso por la vida.
• Hacer un regalo espontáneo a alguien, sin ninguna razón particular.
• Orar por alguien, afirmando todo lo bueno para esa persona.
• Meditar, rezar, orar, conectarse con el Único Poder Divino que nos acompaña y nos guía en cada momento.
• Dar gracias a otras personas por favores que nos han hecho.
• Perdonar, perdonar, perdonar. Cada día hay algo que perdonar. Saber que hay una Justicia Divina más efectiva y correcta que la que quiere imponer mi ego.
• Perdonarnos a nosotros mismos por cualquier error que hayamos cometido últimamente.
• Hacer algo positivo y estimulante por uno mismo hoy.
• Acariciar a los animales. Decirles palabras de amor.
• Acariciar a las plantas. Decirles palabras de amor.
• Bendecir mentalmente a las personas con las que me encuentro hoy y desearles todo lo mejor.
• Hacer una donación de dinero, no importa a quién, ni la suma, pero hacerlo con mucho amor.
• Desprendernos de artículos viejos, como por ejemplo: ropa, libros, revistas y muebles. Donarlos, venderlos o regalarlos. De esta manera, le damos lugar a lo nuevo en nuestras vidas.
• Repetir afirmaciones que aumenten la autoestima.
• Aliviar la tarea de nuestros compañeros de trabajo, si es posible.
• Compartir con padres, hermanos, hijos, nietos u otros parientes, momentos placenteros, recordando que con ellos nos toca vivir una experiencia ineludible debido a los lazos sanguíneos.
• Fomentar pensamientos y diálogos de paz, amor y armonía. Evitar criticar, quejarse o decretar cosas negativas.
• Practicar alguna actividad física que ayude a relajar las tensiones y a mantener la tonicidad muscular.
• Ofrecer ayuda desinteresada a alguien que la necesite.
• Colaborar con las personas más cercanas. A veces es más fácil hacer el bien a personas desconocidas que a otras que están cerca.
• Decir palabras de amor y expresar cariño abiertamente.
• Abrazar fuertemente a nuestros seres queridos y decirles: "te amo", "te quiero", "te necesito", o lo más lindo que se nos ocurra.
• Reírnos y hacer reír a los demás.
• Leer libros de autoayuda, curación, espiritualidad, o cualquier material estimulante que ayude a vivir mejor.
• Asistir a cursos, conferencias, charlas o grupos positivos.
• Colaborar con nuestro barrio, municipio o ciudad, para hacer que nuestro lugar de residencia sea cada día más hermoso, pacífico y amistoso.
• Expresar nuestra protesta hacia el desarrollo nuclear o actividades que sigan contaminando o destruyendo el planeta.
• Colaborar con entidades que apoyan la vida.
• Felicitar a los demás por sus éxitos y alentarlos a seguir creciendo.
• Reconocer las virtudes ajenas y estimular a las personas para que las expresen.
• Reconocer las virtudes propias y expresarlas.
• Escribir cartas con noticias positivas y mensajes de cariño a aquellas personas que hace tiempo no les escribimos.
• Conservar limpio nuestro lugar de trabajo, nuestra casa, nuestro patio. Ayudar a mejorar el entorno en todo lo que sea posible. Evitar producir más basura.
• Plantar árboles y plantas.
• Favorecer a la Naturaleza y a su crecimiento en aquello que esté a nuestro alcance.
• Amar y bendecir el planeta, con todos sus habitantes. Decretar pensamientos de Paz Universal.
• Relajarse y meditar. Preguntar a nuestra Guía Interior ¿qué es lo mejor que podemos hacer hoy por nosotros mismos y por los demás?.
"Los Siete Principios de la Felicidad"
Horacio M. Valsecia
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