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jueves, 18 de marzo de 2010

BIOENERGÍA

Encontramos muchas corrientes que nos hablan sobre la Bioenergía.
En la esfera de las tradiciones espirituales, adeptos de todas las religiones afirman haber experimentado o visto luces alrededor de las cabezas humanas. Mediante prácticas como la meditación y la oración se alcanzan estados de conciencia ampliada que activan nuestras capacidades latentes de percepción sensorial elevada.
La tradición india, que es muy antigua, habla de una energía universal denominada Prana, considerada el constituyente básico y la fuente de toda vida. El Prana fluye en todas las cosas a las que ha dado vida. Los yoguis movilizan esta energía mediante técnicas respiratorias, meditación y ejercicios físicos cuya fin es producir estados alterados de conciencia. Los que nos procuran un conocimiento especial, el de la unicidad con el universo. También la laman energía cósmica, energía suprema...
Para los chinos propugnaban la energía vital la denominaban Chi: toda materia, animada o no, está compuesta y trasfundida por esta energía universal. El Chi, que podríamos considerarlo un equivalente del Prana indio, contiene dos fuerzas polares, el yin y el yang. Cuando estas fuerzas están equilibradas, el sistema vital muestra salud psicofísica; si se desequilibran, el resultado es la enfermedad. Un yang poderoso produce un exceso de actividad orgánica. Si el que predomina es el yin se produce un funcionamiento insuficiente. Ambos desequilibrios provocan enfermedad física. La antigua técnica de la acupuntura se centra precisamente en equilibrar el yin y el yang.
Incluso La Cábala, teosofía mística judía denomina a esta energía: luz astral. En la iconografía cristiana tanto a Jesús como a otras figuras espirituales las rodean con campos luminosos.
Muchos libros sagrados comentan sobre rayos luminosos alrededor de ciertas personas, incluso el Antiguo Testamento hace referencia a ello.
Para poder comprender un poco más todo esto vamos a decir que esta Energía, Bioenergía, Energía Vital, Luz Astral, Prana, Chi, o como hayan dado en llamarla nos está dando pautas de que su existencia remontándonos a la antigüedad de la humanidad. Y que los científicos de la generación de Einstein y posteriores a él, han trabajado mucho, logrando identificar ciertos niveles de energía que no podrían haber sido detectados en épocas anteriores.
Y ahora, sabemos y reconocemos que la física cuántica y la psicología se han tomado de la mano para interpretar al hombre desde una nueva perspectiva. Una perspectiva que considera al Hombre no sólo materia sino también energía.
Les propongo realizar un ejercicio que va a hacer que se sientan con mucha fuerza, con mucha energía:
Pueden realizarlo acostados -preferentemente- o de pie.
Cierra los ojos.
Comienza a relajar su cuerpo.
Imagina una gran bola de luz solar.
Ahora esa bola de luz está a unos 20 cm. Por encima de su cabeza.
Esa bola de luz comienza a emitir un rayo de luz dorada, la luz solar, la fuerza yang, masculina.
Esa luz dorada penetra por nuestra cabeza, inunda de luz nuestra cabeza, irradia luz, mucha luz, sigue el recorrido por todo el cuerpo, cuando llega a la zona del corazón se transforma en un rayo rosa dorado, y continúa dorado por el resto del cuerpo. Puedes sentir la fuerza y el calor que genera esa energía dorada por todo tu cuerpo, penetrando e irradiando.
Esa luz dorada sale por los dedos de tus pies...
Ahora siente, imagina que un rayo de luz plateada, el color de la luna, energía yin, la femineidad... esa luz plateada penetra desde los pies y recorre el cuerpo en sentido inverso que el rayo dorado.
Las energías pendularán desde la cabeza a los pies y de los pies a la cabeza. Al inhalar penetrará el rayo dorado. Al exhalar penetrará en rayo plateado desde los pies hacia la cabeza.
Realizará este ejercicio, especialmente por las mañanas para equilibrar las energías polares (yin y el Yang).
Espero que lo practiques, te sentirás cada día mejor.


Autores:Staff de la Revista Crecimiento Interior

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