María Dolores, amiga del blog, envió este escrito:
La vida fluctúa continuamente delante mí, delante de ti y de todos, incesante nos acarician las experiencias por buenas o por malas. Trato siempre de guardar y analizar al objeto de crecer como moradora de este universo que me ha tocado en suerte.
En este ir y venir de emociones halladas, a veces, raras veces más bien diría, de repente y de una manera sobrenatural, no tengo más remedio que detener mi camino, casi sin voluntad propia, siento como una bella corriente me arrastra por divinas sendas que embriagan mis sentidos. Y más que caminar, vuelo, me dejo llevar por ella sin detenerme a pensar que es lo que está sucediendo.
No me preocupa, me encanta. Creo que la belleza esta en descubrir tu propia alma en las almas de aquellas personas que te han cegado los ojos al contemplarlas, al sentir el fulgor de sus vidas, me drogan los sentidos dotándolos de una especial sensualidad que aplastan el deseo de rebelión.
Dejemos pues que la corriente nos lleve donde quiera. Sin forzar el camino, sin oponer resistencia, y sin intentar alcanzar tan pronto la orilla, pues nunca se sabe hasta donde nos llevará la corriente.
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