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lunes, 21 de diciembre de 2009

¡Estoy vivo!

Pues sí, estoy vivo y creo que he tenido suerte en el accidente. Todo podría haber sido peor, mucho peor. Todavía tengo el susto en el cuerpo.

Hoy, como todos los lunes, tenía que ir a trabajar a Yunquera de Henares, Guadalajara, a más de 300 km de mi casa en Albacete. No partía de buen humor porque había perdido mis gafas de sol. Antes de subirme a mi coche, a eso de las 5:00 he consultado el estado de las carreteras por las que yo iba a pasar, básicamente la A-31, A-3, y A-2. Estaban todas en verde (circulación condicionada) pero me avisaba de que al poco de pasar Honrubia (km 168*) había hielos.

A las 7 de la mañana, ya había pasado el punto conflictivo, pero sobre el km 110*, cerca de Saelices, he adelantado a un camión. Yo iba a 100 km/h, pero el firme estaba en pésimo estado y había hielo, mucho hielo. Conforme iba pasando al camión y creo que debido al efecto del aire que éste mueve hacia los lados, mi coche se ha tambaleado ligeramente. Yo notaba que se me iba un poco de las manos, adelanto al camión pero ya no tengo el control, el coche se desliza un poco de lado, hacia mi derecha, choco con el quitamiedos, el vehículo rebota, gira, se desplaza de lado y choca con el muro central. Me quedo atravesado en el carril de la izquierda. El camión que iba detrás se detiene, ha visto toda la escena. Observo que si me quedo ahí, alguien que adelante al camión chocará conmigo irremisiblemente, pero todos los vehículos han parado. Con cierta calma, giro la llave y el coche milagrosamente arranca. Me muevo despacio y con una rueda destrozada hacia el carril derecho. He encendido la luz de emergencia. El resto de vehículos me adelanta. A los dos kilómetros, alcanzo una gasolinera, la del km 108. Aparco el vehículo y llamo a casa.

Estoy tranquilo pero con un miedo en el cuerpo que todavía no se ha manifestado. Mi padre me calma y me da instrucciones para seguir. Abro la puerta de atrás del coche y aparecen ... mis gafas de sol. Algo bueno en medio de esta pesadilla.

Luego de llamar infructuosamente al seguro, a las 7:30 llega una grúa que pasaba por allí. Cristian, el conductor, me ofrece ayuda porque me ve torpe en esto de cambiar una rueda. Afortunadamente, trabaja para mi compañía de seguros y me engancha el coche. Dice que está en muy buen estado, porque el impacto ha sido muy fuerte pero apenas ha reventado una rueda y ha perdido la matrícula delantera. Me lleva al taller en Zafra de Záncara. Durante el trayecto, recibe innumerables llamadas, trata de contactar con la central de mi seguro pero nada, están colapsados. Allí me coloca la rueda de repuesto -que es de las buenas- y deja al administrativo a cargo del papeleo. Él no puede parar porque tiene 3 avisos.

Mi coche en el taller de Zafra de Záncara, sin matrícula

Ya más en calma, llamo al colegio y le comento al director lo sucedido. Me dice que esté tranquilo, que descanse y que me vuelva a mi casa cuando pueda. Bastará con que haga una declaración jurada.

A las 10, todo el papeleo estaba resuelto. Necesitaba un parte porque iba a circular sin matrícula durante muchos km. El coche va bien pero la vuelta la he hecho con miedo y en algún momento he temido que el coche se volviera a salir de nuevo. He tardado unas dos horas en recorrer algo más de 100 km. Luego lo he llevado al taller de la Daewoo. Mis padres me han traído a casa. Desde ahí escribo.

¡Estoy vivo!

* Los km se miden desde Madrid, de ahí que el km 110 vaya después del 168.

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