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viernes, 18 de diciembre de 2009

Progreso personal 2ª parte

Dejar atrás al pasado, que no es olvidarlo, es nuestra experiencia. Sin él no seríamos lo que somos ahora. Ha sido nuestra escuela de aprendizaje. Cuando hablo de dejar atrás el pasado, quiero decir no tratar de retener el pasado en el presente, y sobre todo, no cargar con antiguas “culpas”.
Lo mismo ocurre con el futuro. Nos indica en qué dirección vamos, es lo desconocido, y como tal, no podemos conocerlo, aunque sí preverlo. Es el conjunto de nuestras aspiraciones. Lo que digo es que no quieras tener el futuro en el presente, porque este no es su momento, por eso es futuro. Elimina esa ansiedad de querer o no querer estar en el mañana, porque la realidad es que estamos en el presente.

A lo largo de nuestra vida, han ido configurando nuestra personalidad, dándonos un pasado, una personalidad concreta y llena de límites, y un futuro fijo sin posibilidades de cambio, lleno de temores. Nos han puesto en un papel, que nosotros no elegimos, alejándonos de nuestra verdadera personalidad. En consecuencia, acarreamos un “peso” interno, una angustia, un desasosiego, incluso tristezas, por habernos alejado de nosotros mismos. Para resolverlo, debemos redescubrir nuestra personalidad, mediante mucha atención y paciencia, ir captando aquello que corresponde con nosotros, discerniendo entre el “papel” que nos han colocado y nuestra verdadera personalidad. Trabajando en esta evolución hacia nuestro verdadero yo, como un explorador en un mundo nuevo, descubriremos el placer de ir descubriéndonos a nosotros mismos, y la cantidad de cosas maravillosas que encontraremos en este nuevo paisaje.

No nos debe de preocupar nuestro destino, el futuro, o el camino que llevamos. No nos dejemos atrapar por la inseguridad de la incertidumbre. Continuemos con nuestra dinámica, de una forma medida, pues ella es nuestro camino para formarnos. En nuestra vida, vamos encontrando gente, que como si fueran faros, nos guían de mejor o peor manera, a veces en la dirección correcta, a veces en sentido opuesto. Esta gente por supuesto es importante, pues son representaciones de nuestro inconsciente. Es él, el que nos habla a través de la gente, tratando de hacernos conscientes de caminos equivocados o correctos que estamos llevando.
En la búsqueda de ese “verdadero maestro” que nos guíe en este tortuoso camino que es la vida, nos daremos cuenta de que, aunque estas personas son importantes guías, el verdadero maestro, el verdadero juez, el único que puede decirnos bien o mal, somos nosotros mismos. Así pues, no le rindas cuentas a nadie, sé tu propio juez. (Carta 8).
De esta manera la mejor enseñanza que podemos hacer, es enseñar a los demás a aprender de ellos mismos, y que enseñen este método a su vez a otros.

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